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Los candiles más antiguos encontrados en excavaciones arqueológicas datan de hace más de 20.000 años y consistían en simples cuencos, vaciados en piedra arenisca, en los que se depositaban grasas o aceites animales y una mecha, que colgaba al exterior. El candil de aceite emite luz gracias a la mecha, que hace ascender el aceite por capilaridad. Además la llama necesita un buen aporte de oxígeno para combustionar.
las primeras mechas debieron estar formadas por fibras vegetales.
El combustible empleado era de origen vegetal o animal. Entre ellos el aceite de ballena y posteriormente de origen mineral el petróleo.
Los candiles en tiempos de los griegos y los romanos evolucionaron hasta formar un pico acanalado cilíndrico. Posteriormente en el siglo IV a. de C., los candiles antiguos adquirieron lar forma de "lámpara de Aladino", de uso doméstico en Grecia.
El uso de estos candiles no sólo estaba relegado al uso domético, sino que tambien tuvo un uso religioso para altares. Este tipo de candiles se caracterizaba por sus acabados artísticos en las que predominaban representaciones de las deidades.
Hacia finales del siglo XVIII ya había comenzado la Revolución Industrial, que propició una gran demanda de iluminación mejor y más eficaz. Consecuencia de ello fueron los primeros progresos importantes en las lámparas, que condujeron directamente a los tipos de quemador empleados despues en la iluminación por gas. La más importante fue la lámpara proyectada por Pierre Amié Argand (1750-1803), la cual consistía en un quemador de petróleo, con una mecha tubular y una chimenea de vidrio que dirigía el aire a los largo de la mecha. También mejoró la calidad de las mechas, que se tejían planas o redondas, a voluntad. Entre los descubrimientos de Benjamin Franklin figura el hecho de que dos mechas pequeñas y cercanas daban más luz que dos lámparas independientes.
En la Edad Media que se caracterizó por un lento desarrollo económico, los candiles en forma de complejas y grandes lámparas sólo se encontraban en casas señoriales y palacios. En esta época fue más extendido el uso de velas.
Fue a partir del Renacimiento, que surgió el estilo clásico de estos candiles.
En el siglo XVIII los pequeños recintos se alumbraban otra vez con candiles, construidos en chapa metálica y con cristales.
Con la Revolución Industrial se generalizaron las extracciones minierales, como los aceites de hulla. El aceite de parafina que se obtenía a partir de la hulla, y más tarde, del petróleo. Pronto el petróleo desplazó a todos los otros tipos de aceite para iluminación. Entre 1860 y 1880 se patentaron cientos de lámparas mejoradas. La conocida con el nombre de Wells, inventada en 1868, fue la primera que empleó petróleo a presión, y representa el máximo avance en la lámpara de aceite. Su fundamento aún está en uso en las lámparas modernas empleadas por excursionistas y en zonas en las que no llega la electricidad.
las primeras mechas debieron estar formadas por fibras vegetales.
El combustible empleado era de origen vegetal o animal. Entre ellos el aceite de ballena y posteriormente de origen mineral el petróleo.
Los candiles en tiempos de los griegos y los romanos evolucionaron hasta formar un pico acanalado cilíndrico. Posteriormente en el siglo IV a. de C., los candiles antiguos adquirieron lar forma de "lámpara de Aladino", de uso doméstico en Grecia.
El uso de estos candiles no sólo estaba relegado al uso domético, sino que tambien tuvo un uso religioso para altares. Este tipo de candiles se caracterizaba por sus acabados artísticos en las que predominaban representaciones de las deidades.
Hacia finales del siglo XVIII ya había comenzado la Revolución Industrial, que propició una gran demanda de iluminación mejor y más eficaz. Consecuencia de ello fueron los primeros progresos importantes en las lámparas, que condujeron directamente a los tipos de quemador empleados despues en la iluminación por gas. La más importante fue la lámpara proyectada por Pierre Amié Argand (1750-1803), la cual consistía en un quemador de petróleo, con una mecha tubular y una chimenea de vidrio que dirigía el aire a los largo de la mecha. También mejoró la calidad de las mechas, que se tejían planas o redondas, a voluntad. Entre los descubrimientos de Benjamin Franklin figura el hecho de que dos mechas pequeñas y cercanas daban más luz que dos lámparas independientes.
En la Edad Media que se caracterizó por un lento desarrollo económico, los candiles en forma de complejas y grandes lámparas sólo se encontraban en casas señoriales y palacios. En esta época fue más extendido el uso de velas.
Fue a partir del Renacimiento, que surgió el estilo clásico de estos candiles.
En el siglo XVIII los pequeños recintos se alumbraban otra vez con candiles, construidos en chapa metálica y con cristales.
Con la Revolución Industrial se generalizaron las extracciones minierales, como los aceites de hulla. El aceite de parafina que se obtenía a partir de la hulla, y más tarde, del petróleo. Pronto el petróleo desplazó a todos los otros tipos de aceite para iluminación. Entre 1860 y 1880 se patentaron cientos de lámparas mejoradas. La conocida con el nombre de Wells, inventada en 1868, fue la primera que empleó petróleo a presión, y representa el máximo avance en la lámpara de aceite. Su fundamento aún está en uso en las lámparas modernas empleadas por excursionistas y en zonas en las que no llega la electricidad.